El mundo, y la economía, han cambiado más en los últimos tres años que en las tres últimas decadas. Cuando no habíamos terminado de pagar el coste de la gran crisis financiera de 2008, llegó la peor pandemia en un siglo, que causó millones de muertos en todo el mundo, la introducción de las mayores restricciones a la libertad que nadie recuerda y un daño económico brutal. Además, nos hemos vuelto a encontrar con una guerra en Europa, la invasión rusa de Ucrania.
Todo esto ha supuesto que nos enfrentemos, otra vez, a una crisis energetica justo cuando empezábamos a emprender una transición ecológica hacia un mundo con menos emisiones. Este panorama nos ha conducido, en España y en toda Europa, a la inflación y al empobrecimiento.