Un chico planta varias semillas para hacer un huerto y mira hacia el cielo esperando que caiga la lluvia. Lo acompañan su perro, una tortuga, un conejo y algunas aves. El cambio de las estaciones y, con ellas, los distintos colores del paisaje están representados con gran detalle. También se encuentra recreada con gran maestría la idea del paso del tiempo.
El libro es no sólo una mirada elocuente a los procesos cíclicos de la naturaleza, sino también y sobre todo un poema visual que nos habla de la paciencia, la esperanza y la renovación constante de la vida. Considerada como una de las mejores obras para niños de 2012 según The Washington Post y el mejor libro infantil del mismo año según Kirkus Reviews.