Después de años de enseñar Administración de Empresas en la universidad, decidí bajar de mi torre de cristal y preguntarles a los hombres de negocios del mundo real, qué opinaban que debía enseñar a mis estudiantes. Pequeños empresarios me dijeron que necesitaba enseñar habilidades gerenciales.
Aquellos que estaban en lo más alto de sus industrias comentaron que eso no era suficiente, que necesitaba enseñar sobre el éxito. Me explicaron que a pesar que las habilidades son importantes, el verdadero triunfo sólo viene a aquellos que han entendido el sentido del éxito.
Imaginen esto: mis estudiantes están parados frente a una puerta y al otro lado de ella se encuentra el éxito. La puerta tiene dos cerraduras y cada una requiere una llave distinta. Cuando enseño habilidades de negocios, sólo les estoy dando la llave para una de las cerraduras y ellos podrán abrir una de las cerraduras, pero no podrán abrir la puerta.
Necesitarán la llave de la otra cerradura. Esas, son las llaves del éxito. Necesitaba entonces comenzar a enseñar sobre el éxito pero tenía un gran problema: sabía cómo enseñar habilidades de negocios, lo había estado haciendo por varios años, pero no sabía cómo enseñar las habilidades para obtener éxito.
Nunca lo había hecho ni me había preparado para hacerlo. En ese momento fue cuando decidí dejar que mis estudiantes se convirtieran en mis maestros. Le pedí a todos en mi clase que encontrarán un libro sobre el éxito, cualquiera sin importar el campo o la perspectiva. El libro sólo tenía que contener la promesa de enseñar algo sobre el tema.
En clase debatíamos sobre estos libros y estaba sorprendido de la calidad de nuestras discusiones, así que comencé a realizar esta actividad cada semestre. En los siguientes años, pasé innumerables horas con mis estudiantes discutiendo sobre este tema y sus diferentes perspectivas en cada campo de acción.
