La actriz chispeante que enamoraba a la cámara, el sueño erótico de cualquier hombre, la mujer que encandiló a Arthur Miller... Pero también la criatura frágil y desequilibrada, la muñeca rota de Hollywood, la adicta a los barbitúricos fallecida prematuramente. Una de las personas que más se acercó a ella fue su psicoanalista Ralph Greenson.
El 5 de agosto de 1962, con la muerte de Marilyn se truncaba una relación de treinta meses en la que él fue testigo privilegiado del naufragio emocional de una mujer perdida, solitaria y consumida por su imagen pública. A partir de aquellas sesiones, y a caballo entre la realidad y la ficción, Schneider busca descifrar el misterio insondable que escondía el mito más seductor y trágico que ha dado el séptimo arte.