Ivy, Mateo y Cal solían ser mejores amigos. Ahora todo lo que tienen en común es el Instituto Carlton y la casualidad de encontrarse una mañana cualquiera. Y, cuando eso pasa, es una mañana de las malas: Ivy acaba de perder las elecciones al consejo de estudiantes, Mateo hace malabares entre dos trabajos y a Cal lo acaban de dejar plantado, otra vez.
Así que, cuando se encuentran, deciden saltarse juntos las clases, como en los viejos tiempos. No son conscientes de que su mal día se volverá mortal. Nada los ha preparado para ser testigos de un asesinato. Y es que Ivy, Mateo y Cal parece que todavía tienen cosas en común: todos tienen una conexión con el chico muerto y todos ocultan algo.