Fue en Trafalgar donde Napoleón Bonaparte perdió el poder de la flota aliada franco-española y con ello, la posibilidad de invadir Gran Bretaña; por último en Waterloo se frustraron definitivamente sus intenciones imperiales de dominar Europa Continental y extender ciertos códigos y principios enunciados durante la Revolución Francesa.
Los acontecimientos de este período pusieron de manifiesto, entre otros, a dos notables personajes antagónicos, dos extraordinarios estrategas que tuvieron enorme relevancia en los destinos de nuestro tiempo: el almirante británico Horatio Nelson y el general francés Napoleón Bonaparte.