Un poder que atraviesa las fronteras de los ojos y los oídos hace que las palabras de Marwan se adhieran a la piel. Ante el papel o tras una guitarra enamora en cada canción, en cada poema.
Sería maravilloso pensar que estas líneas
son el cabo de una cuerda
que cada uno tiene entre sus manos,
de la cual solo deben ir tirando para dar con el otro,
para encontrarse frente a frente
y hacerse poesía.