Esta excepcional novela es una invitación a compartir la vida de un hombre que, desde su total irrelevancia, proyecta un halo de vitalidad tan intenso como el del más brillante de los mortales.
A principios del siglo XX, llega a una pequeña aldea perdida en los Alpes el pequeño Andreas Egger, tras ser abandonado por su madre con apenas cuatro años. El niño crece sometido a la férrea disciplina de su tío, y su horizonte se agota en la cadena de enormes montañas que rodean el valle. Así, entre esas cimas de nieves perpetuas y esas paredes rocosas de fiereza salvaje que en su juventud laceraron su corazón con gélida impiedad, la vida de Andreas discurre entre la rudeza del entorno y una forzosa adaptación a los cambios que impone el progreso.
Y aunque la construcción del teleférico y la irrupción del turismo de masas, con el consiguiente aluvión de excursionistas y esquiadores, desfiguran el microcosmos mudando las costumbres ancestrales, al final de sus días el octogenario Andreas permanece fiel a su naturaleza, contemplando una puesta de sol o bebiendo leche recién ordeñada con el mismo arrobo con que cincuenta años antes observaba embobado a la única mujer que le fue dado amar.
De una concisión y una pulcritud extremas, Toda una vida es una novela bellísima, una fábula sobre el sentido y el sinsentido de la existencia. Las pulsiones básicas del ser humano, la generosidad y el egoísmo, el amor y la muerte, son los pilares de un relato que fortalece el espíritu como un singular antídoto contra el desasosiego que invade al hombre moderno.