Hacia 305 a.C., dos hombres se enfrentaron por la hegemonía del Mediterráneo: Tolomeo, señor de Egipto, y Antígono el Tuerto, señor de Asia. Y, entre ambos, la estratégica isla de Rodas y la ciudad fortificada del mismo nombre, que ninguno podía permitirse ceder al enemigo.
Para Demetrio, el inteligente aunque jactancioso hijo de Antígono, Rodas era una presa que debía tomarse a toda costa. Rodeada por su poderosa flota, con su ejército acampado ante las murallas y las más ingeniosas máquinas de sitio jamás construidas apuntando hacia ella, la ciudad parecía condenada a sucumbir. Pero atrapado tras sus murallas había un hombre resuelto a salvarla de la destrucción. Un hombre con la valentía y la visión para volver las tornas contra Demetrio y su abrumador poderío militar. Un hombre que, apoyado por sus amigos más íntimos y la mujer a quien ama, sencillamente no puede permitirse fracasar. Un hombre llamado Sátiro