"La primera vez que me dijeron 'gorda' fue en el jardín de infantes", cuenta Agustina Cabaleiro, alias @onlinemami_, en el comienzo de este libro. Desde muy chica supo (aprendió a los golpes) que su cuerpo era una marca indeleble, un estigma.
Las cosas que para las demás parecían tan sencillas, para Agustina eran muy complicadas: la ropa, el sexo, la amistad, el trabajo y hasta una simple consulta con un médico por un dolor de muela. Todo parecía estar atravesado por el volumen de su cuerpo, sobre el cual por otra parte todos se sentían en el derecho de opinar.
"Te lo digo por tu bien", se justificaban. "¿Cómo se supone que vas a quererte si todo el mundo te está diciendo todo el tiempo que no vales nada?", se pregunta Agustina, e intenta esbozar algunas respuestas.