Cuenta la leyenda que cuando preparaba la utilería para la película de James Bond Vive y deja morir, el productor Albert Broccoli encargó al maestro surrealista Salvador Dalí que creara una baraja personalizada de cartas del tarot. Inspirado por su esposa Gala, quien alimentó su interés por el misticismo, Dalí se puso a trabajar con entusiasmo y continuó el proyecto por su propia voluntad cuando fracasó el acuerdo contractual.
La obra se publicó en una edición de arte limitada en 1984 que se agotó hace mucho tiempo, convirtiendo a Dalí en el primer pintor de renombre en crear un juego de cartas completamente nuevo. Basándose en obras maestras occidentales desde la antigüedad hasta la modernidad (incluidas algunas propias), Dalí combinó a la perfección su conocimiento de lo arcano con su ingenio inconfundible. El resultado es un caleidoscopio surrealista de la historia del arte europeo.