Tanto la existencia histórica de Lao Tsé como su paternidad del Tao Teh King han sido siempre objeto de controversia. Sin embargo, tanto él como el Tao Teh King han sido un importante referente cultural para múltiples generaciones del pueblo chino. Según la tradición, fue contemporáneo de Confucio, aunque un poco mayor que él, y trabajó en los archivos de la Biblioteca Imperial en la corte de la dinastía Zhou.
Tras renunciar a su puesto en la corte, viajó hacia el Oeste. Al llegar al paso fronterizo de Shanggu, el aduanero reconociendo en él al ilustre filósofo, le pidió que antes de marcharse le escribiese un libro condensando su doctrina. Es un tratado místico que cubre muchas áreas de la filosofía, desde la espiritualidad individual hasta las técnicas de buen gobierno. Toda la metafísica del Tao Teh King está edificada sobre una intuición fundamental, imposible de encajonar conceptualmente y que Lao Tsé, por llamarla de alguna manera, designa provisionalmente con el término Tao, que ha sido traducido como "el Camino", "el Sentido", "la Razón", "la Palabra", "el Logos", "Dios", "el Orden Innombrable" o "lo Inmanente en el Universo".
Lao Tsé destaca el concepto de la acción en la inacción, pues según él las intenciones explícitas y la voluntad férrea obstaculizan la fluidez armónica de la naturaleza. El sabio busca "no hacer nada" y deja que las cosas sigan su curso natural. Relatos y mitos posteriores integraron a Lao Tsé en la religión china, convirtiéndole en la deidad de la religión taoísta.