Todo el mundo toma lo bello como bello, y por eso descubre que es lo feo. Todo el mundo toma el bien por el bien, y por eso conoce que es el mal.
Porque el ser y el no ser se engendran mutuamente, lo fácil y lo difícil se complementan. Lo largo y lo corto se forman el uno y el otro. Lo alto y lo bajo se aproximan. El sonido y el tono armonizan entre si. El antes y el después se suceden recíprocamente. Por eso, el sabio adopta la actitud de no obrar y practica una enseñanza sin palabras.