Durante años se nos vendió que en la RDA no existía oposición al comunismo, una afirmación amparada por la historia y la naturaleza de los alemanes del Este, un pueblo disciplinado y educado para obedecer órdenes. Pero más allá de las condiciones naturales existía el poder de la Stasi, la policía secreta de la RDA, que contaba con el mayor número de miembros y confidentes por ciudadano que cualquier otro estado totalitario de la historia.
A través de diferentes entrevistas con antiguos miembros de la Stasi y algunas de sus víctimas, Anna Funder consigue reunir testimonios hasta lograr una visión espeluznante de una sociedad férreamente controlada. Y nos descubre la acción de la policía secreta en Occidente, su infiltración en medios políticos, cómo vendían a los disidentes por divisas de la Alemania Occidental y qué sucedió en los últimos días de la RDA, desde el punto de vista de quienes debían haberla defendido.