Desde su creación en 1974, el cubo de Rubik ha vendido más de 400 millones de ejemplares. Pese a que pocos saben resolverlo, su creador Ernó Rubik asegura que cualquiera podría haberlo inventado.
Esta es la historia de un célebre juego, pero también la del hombre que hay detrás: uno que ya de niño adoraba los puzles geométricos y que de ahí en adelante se encargó de imaginar muchos otros juegos posibles.
Uno que jamás dejó de divertirse y de soñar con nuevos rompecabezas e ingenios matemáticos, y que sin quererlo inventó uno de los objetos más icónicos de todos los tiempos. Rubik son unas memorias repletas del ímpetu nostálgico y la humildad de un genio. Pero no solo son unas memorias, son mucho más que eso.
Son también una explicación única del proceso creativo, un manual para el paciente e imperfecto arte de la invención, y una invitación al acto más puro y creativo de todos: jugar.