Anahí tenía dos enemigos: la muerte y el maquillaje corrido.
Esta historia comienza la mañana en la que debió enfrentarse a ambos. Después de perder la vida en un robo a mano armada, Anahí despertó en una ciudad que imitaba a Buenos Aires, pero que parecia haberse quedado estancada en el tiempo. Confundida recorrio las calles grises en busca de ayuda.
Se aferro a la idea de que su familia la estaria buscando y que pronto la hallarian, pero sus esperanzas se desvanecieron cuando descubrio la verdad: estaba muerta y se encontraba en el purgatorio.