Todas ellas son mujeres reales. Todas ellas están presas. Todas ellas por amor. Porque fueron presas victimas de ese amor que desde siempre les negaron les escatimaron. Porque padecieron la violencia y el abuso de sus seres mas cercanos y la indiferencia de quienes tenían la responsabilidad social de velar por ellas. Algunas son mujeres anónimas.
A otras el infortunio les dio una triste celebridad como a aquella que perdió todos sus sueños una semana antes de casarse porque en su pueblo se difundió un video polémico. Otras al cabo de una vida de perpetuo castigo encontraron en la cárcel una extraña forma de libertad: allí los hombres no las golpean y mas aun pudieron enamorarse. Y la que fuera una joven abusada y desesperada cumple su condena orgullosa de que ninguno de sus trece hijos sea delincuente.