Gemma Lienas nos ofrece una amplia muestra de los prejuicios que minan nuestra sociedad, y lo hace con el talento narrativo que la caracteriza, lleno de frescor e ironía, sin pelos en la lengua, para convertir en pequeñas fábulas unas historias tan siniestras como reales.
Muchas personas consideran que ya vivimos en una sociedad justa y paritaria, que las mujeres han alcanzado los mismos derechos que los hombres y que, incluso, ser mujer ofrece ventajas en determinados terrenos, por ejemplo, el laboral. Estas personas perciben la realidad distorsionada porque la observan tras el velo de lo aprendido a lo largo de siglos: las cosas son como les han enseñado a mirarlas y a juzgarlas.
Descorrer este velo deformante y ofrecer una óptica es el objetivo de Gemma Lienas. Incisiva y mordaz, persuasiva como nadie en el combate dialéctico, única para combinar argumentos y ejemplos, historias reales e imaginadas, insuperable para convencer sin aburrir, Gemma Lienas, que ya nos sorprendió con sus opiniones sobre el mundo en Rebeldes, ni putas ni sumisas, nos vuelve a asombrar con sus enfoques lúcido y lúdico de nuestra realidad.