Tras su fachada de normalidad, una familia de clase media puede esconder muchos secretos... y a veces sólo hace falta la llegada de un nuevo elemento para destaparlos. En el caso de Palabra de honor el desencadenante se llama Willy Knobel, tiene casi noventa años y es el abuelo; un abuelo que, tras sufrir un accidente doméstico, revive gracias a un insólito tratamiento a base de pudín de vainilla.
El problema de dónde acomodar al convaleciente -cuya rápida solución esperaban su hijo y su nuera con ayuda de la muerte-, se agrava cuando Max, el nieto que administra el postre curativo, decide que el sitio idóneo es el hogar familiar.
La tranquila rutina de los Knobel, hecha de civilizada y aburrida frialdad, saltará por los aires al contacto con un anciano lleno de bríos y aficionado a las citas en latín. Y también sufrirán un terremoto las vidas de Harald, el hijo ingeniero metido en un proyecto de dudosa legalidad; de Petra, la nuera que no siempre emplea la hora del almuerzo para comer, y de Max, el nieto sin oficio ni beneficio cuyas finanzas dependen del abuelo... y no sólo para los gastos menores. Una historia irónica y demoledora, narrada con el pulso sabio de Ingrid Noll.