¿Por qué leer en el siglo XXI un clásico como Orgullo y prejuicio? Porque Jane Austen nos habla, a través de la adorable Elizabeth Bennet, sobre la importancia de escuchar nuestro propio deseo. Han pasado más de doscientos años y seguimos hablando de lo mismo.
Orgullo y prejuicio es la obra maestra de Jane Austen; en ella, la ironía, unos personajes paradigmáticos y unos diálogos memorables nos introducen en una historia donde las complejidades del amor y el matrimonio constituyen la esencia de la trama. Y es en su heroína, Elizabeth Bennet, donde todos esos elementos perfectos se combinan.
Pocos personajes logran hacer avanzar una novela como Elizabeth Bennet. Es ella el motor de la historia con sus palabras, errores y contradicciones. Es la fuerza que nos lleva hacia adelante en un mundo de pompas y protocolos: presentaciones forzadas, bailes ceremoniosos, respetos que no se merecen y jóvenes ansiosas por conseguir un marido.