Con motivo de la primera retrospectiva de su obra en Sub-Versions, una galería alternativa de Toronto dirigida por un puñado de mujeres, Elaine Risley, una pintora rodeada de un aura de artista polémica, regresa a la ciudad y al paisaje de su juventud. El reencuentro con la urbe, antaño puritana y gris, ahora destellante bajo las luces de neón, hace aflorar una profusión de recuerdos, entre los que destacan imágenes de su atípica familia, su excéntrico y brillante hermano, y sus antiguas amigas Carol, Grace y, en particular, Cordelia, con las que había creado un mundo propio ajeno a las preocupaciones de los adultos. Pasados los años, Elaine prosiguió su camino guardando para sí esa etapa extraña de su infancia, a la que accede gracias a una preciada canica de ojo de gato que le sirve de luz.
A través de las vívidas descripciones de obras de arte, la fuerza evocadora de las escenas recuperadas y la presencia de sutiles pinceladas autobiográficas, Atwood nos ofrece una magnífica novela de aprendizaje, donde una canica de vidrio transparente con una flor de pétalos de colores en el centro gira y gira en un equilibrio tan precario como la vida de las mujeres, que una vez fueron niñas. Perturbadora y mordaz, Ojo de gato revela a una escritora en permanente estado de gracia.