La biografía de Nelson Mandela, uno de los grandes líderes de nuestro tiempo, convertido en un icono internacional debido principalmente a su larga lucha contra la segregación racial, no deja de ser controvertida.
Mezcla de liderazgo, años de cárcel y carisma personal, sus esfuerzos por lograr la transición a la democracia no se vieron compensados durante los cuatro años que ocupó la presidencia de Sudáfrica tras las primeras elecciones por sufragio universal que se realizaron en el país en 1994.
Una época mucho más complicada de lo que se esperaba. Con enormes diferencias sociales, Sudáfrica, mezcla de la influencia de los colonos holandeses que llegaron a Ciudad del Cabo y de los difíciles años del apartheid, intenta hoy abrirse paso por sí misma en el concierto de las naciones, bajo el peso de la figura más universalmente respetada del África postcolonial.
"La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré para la eternidad..."