A lo largo de estas páginas llenas de sabiduría desfilan adultos que al final del día no son más que niños en busca de protección.
Nada se acaba, de la candidata al Premio Nobel, Margaret Atwood, es una novela que la crítica calificó de espléndida y que hasta la fecha había permanecido inédita en lengua castellana.
¿Existe alguna manera de trascendernos, de vencer nuestra condición de seres mortales, quizá a través de la pasión? Esa es la pregunta que guía e intriga al lector.
El matrimonio de Elizabeth y Nate se hunde. En su naufragio conyugal se embarcan en constantes aventuras sentimentales de las que suelen volver maltrechos, hasta que de repente algo cambia: el suicidio del último amante de Elizabeth y la relación entre Nate y Lesje, una paleontóloga que sólo se siente cómoda entre fósiles de dinosaurios, van a crear un nuevo triángulo amoroso que rompe el peculiar equilibrio de la pareja.
Su desconcierto y su rabia son en el fondo universales, pues duele comprender que no somos más que una mota de polvo en la historia del universo: por mucho que hagamos, nada se acaba y la vida sigue sin pedir permiso. Finalmente, entre tantas dudas, un destello de luz se abre paso: tal vez el amor pueda llevarnos hacia el futuro y ser un antídoto contra la muerte y el olvido. Tal vez.