Lo que hicimos este año fue encontrar ciertos valores de interés literario y cultural que nos incumbían a todos y nos daban la idea de pertenencia de grupo o movimiento literario. Por un lado surgía la necesidad de trabajar con técnicas de cuentos que rompieran la linealidad y que más que estar correctamente escritos llegaran a la ficción, al umbral de la literatura, esto es, abogar por la libertad de expresión rompiendo moldes con conocimiento, a favor de la imaginación.
El guaraní está presente como legado recibido y como sustento literario. Pero la nacionalidad no impide mirar hacia afuera y saberse parte de los acontecimientos del mundo. En las clases hemos visto que la fuente literaria no está en los objetos, sino en la mirada. Cualquier tema puede ser objeto de un cuento o de una poesía, y en la vida común, si se sabe cómo mirar, se pueden encontrar los otros mundos que están en este.
Irina Ráfols