La mitología de Roma fue la religión de Jano y Júpiter, Juno y Marte y una corte de dioses y diosas, cada uno de ellos asociado a una fuerza natural, un lugar o una actividad y con un modo determinado de culto asignado a cada dios. Los antiguos romanos eran extremadamente religiosos, para ellos el mundo entero estaba animado.
Cada actividad de la vida romana tenía un ritual determinado para invocar la protección de los dioses y creían firmemente que, en caso de no practicarlos, podía causar el fracaso de dicha actividad, o provocar la ira de los dioses. El ascenso y la caída de las naciones están íntimamente ligados a las relaciones con sus dioses; estos son entidades reales, incluso aunque no sean los seres eternos y todopoderosos que se dice que son.