La extensión y profundidad de la crisis argentina ha generado un aumento en los niveles de pobreza hasta niveles sin precedentes en la historia de un país que se encuentra entre los principales exportadores mundiales de alimentos. Esto confirma, una vez más, lo expresado tan claramente por Amartya Sen (1985): más que la oferta existente de bienes y servicios, los que determinan el nivel de vida de los habitantes de un país son los derechos adquiridos por los mismos y las capacidades generadas por esos derechos.
Esta amarga realidad que presenta la sociedad argentina en los primeros años del nuevo siglo nos plantea la necesidad de encontrar nuevas respuestas que permitan aliviar en el plazo más corto posible la situación de vastos sectores de la población que no encuentran salida en el mercado laboral formal.
En ese contexto, este artículo intenta analizar, para la realidad argentina, hasta que punto los proyectos de microcréditos pueden actuar como instrumentos no sólo de acceso al crédito, sino también de desarrollo de la capacidad empresarial en sectores sociales actualmente excluidos del proceso productivo. Es decir que se plantea observar en que medida estos proyectos, desarrollados de una manera eficaz, pueden contribuir a aliviar la pobreza en la Argentina, país en el que muestran todavía un desarrollo muy incipiente (aún cuando se lo compara con el alcanzado en otros países de América Latina).