Mi experiencia en Chequia es un ejemplo de lo que decía Don José María Escrivá de Balager:
para que las cosas se arreglen, primero se tienen que desarreglar. y nosotros llegamos cuando estaban bien desarregladas, con 12% de cristianos en Praga, con una tierra quemada que dejó tras sí el régimen comunista durante 41 años de su hegemonía totalitaria.