Islam quiere decir entrega y sumisión a Dios, y la palabra procede de la misma raíz que la palabra hebrea Shalom, paz. Salam, paz e integridad, sigue siendo aun hoy el saludo habitual de los pueblos árabe.
Más elocuente que un mensajero árabe, decían ya proverbialmente los griegos para referirse a alguien dotado con el don incomparable de la palabra. Es en este pueblo, célebre entre los pueblos por el valor que adjudica al poder sobrenatural del verbo, que surge el último gran profeta del monoteísmo, quien sin haber escrito una sola letra en toda su vida, legó a la humanidad, de sus propios labios por los que manaba durante el trance de la divina inspiración, no sólo uno de los libros más sorprendentes y bellos de todos los tiempos, sino un extraordinario vehículo de civilación y una de las revoluciones culturales más excepcionales de la historia.