La lengua es el espejo del alma y la poesía la superficie excepcional que la refleja como un lago o tajamar en todos sus matices. El tono melancólico y triste de sus numerosos poemas deja entrever su alma agobiada y vulnerada en los albores de la vida reintegrándose con el instrumento sublime y clásico del lenguaje que don Carlos A. Jara, dominaba en el bilingüismo paraguayo de la manera más perfecta. Sus poemas en castellano y guaraní, demuestran claramente tanto en la forma de impecable preceptiva literaria como en la profundidad del fondo, la riqueza incomparable de su don de poeta.