Chaucer comenzó a escribir Los cuentos de Canterbury alrededor de 1386-1387, un inmenso proyecto que nunca llegó a finalizar. La variedad psicológica y la fuerza narrativa de los cuentos supusieron una innovación en aquel momento. Los relatos tienen una procedencia muy variada, formando una recopilación donde se pueden encontrar referencias a las vidas de los santos, a historias que había oído y se transmitían oralmente o a lecturas que el autor había hecho de Boccaccio y otros maestros clásicos.