Esta comedia en tres actos representa una cruda realidad: un nieto vacío de buenos sentimientos se enfrenta a sus abuelos con la dureza de un enemigo.
Es la propia sangre la que no perdona y también hiere. Sin embargo, dos jóvenes actores contratados les brindan a esos ancianos, que crearon un mundo paralelo para poder afrontar la realidad, todo el cariño y la comprensión que tanta falta parece hacerles. Así, a través de la acción, el autor embellece la realidad.
En Los árboles mueren de pie, hay un engaño, una mentira, una representación; pero para Casona todo se justifica por amor y nada se puede perdonar cuando el otro carece de este sentimiento.