Quinn lleva una vida que ella misma define como beige. Está saliendo con un tipo genial, tiene un trabajo fantástico de profesora de arte, la rodean familia y amigos que siempre saben arrimar el hombro... y se aburre muchísimo.
Cuando, pese a los reparos de su novio, Quinn decide hacer un cambio en su vida y adoptar un perro callejero, su día a día se llena de sucesos que jamás habría esperado: intrusos que se cuelan en su casa, todo tipo de sabotajes, secretos que preferiría no conocer, y nuevas maneras de mirar a ciertos hombres, en especial a dos de ellos que, de golpe, se vuelven locos... por ella.