La persona que fallece, no se da cuenta de eso. Sigue viva, ve su cuerpo fallecido, y a los suyos llorando.
No pocas veces, quienes la lloran llegan a verla. La lectura de este libro puede cambiar muchas vidas.
Este es un nuevo libro, no solo por ser otro libro más que sale a luz, sino porque su contenido es verdaderamente nuevo para muchas personas que piensan que la muerte es el final.
Aquí encontrará el lector pruebas contundente de que, al morir, resucitamos en nuevo cuerpo, material también, aunque de una materia bellísima y dominada por la potencia del espíritu, es decir, un cuerpo dotado de insospechadas capacidades.
Leerá también anécdotas testimoniales de que ese nuevo cuerpo, resucitado y pleno de vitalidad, puede aparecerse y, de hecho, se ha aparecido multitud de veces, a las personas amadas que han quedado sumidas en el dolor por la partida de algún ser querido: padre, madre, hermano, esposo, esposa, o hijos.
Son muchos los que tuvieron ese reencuentro, el cual alivió, casi por completo, el pertinaz dolor causado por la insufrible ausencia de quienes se nos adelantaron en este deslumbrante viaja a la nueva vida.
Pero muy pocos se atreven a compartir tal experiencia, por temor a que los considere como personas mentalmente perturbadas. No es así.
Personas normales y equilibradas, incluyendo a psiquiatras famosos como Raymond Moody, que escribió el bestseller Vida después de la vida, han disfrutado de la aparición de algún ser querido. Lo he comprobado yo mismo en mi consultorio, escuchando a quienes protagonizaron tan bellos reencuentros que los consigno aquí como testimonio documental.