Rob era el rey del mundo. Pero por culpa de una estafa que cometió su padre, ahora es una paria social que lo ha perdido todo: a sus amigos, a su estatus, incluso a su familia...
Meegan siempre fue una perfeccionista a quien la presión por lograr sus objetivos le jugó una mala pasada y manchó su imagen para siempre. Y ahora, con su hermana embarazada, pretender ser una familia perfecta es demasiado para ella. Cuando Rob y Maegan coinciden en un trabajo escolar, se muestran reticentes a bajar sus barreras. Y un plan para emendar sus errores del pasado puede arruinar mucho más que su amistad...
Una historia sensible y cautivante que pone un dilema sobre la mesa: Es aceptable hacer algo malo por buenas razones.