Solo que el destino no se decide de un plumazo: se decide hoy y se vuelve a decidir mañana y el mes que viene y cuando una hace el amor por vez primera y en la hora de la muerte y siempre.
Cuando las protagonistas de esta historia se ven por primera vez la ciudad a su alrededor es un montón de escombros. Pronto ambas comprenden que solo se tienen una a la otra para sobrevivir.
Desde la zona de desastre hasta la casa de la calle Brenner sin sobresaltos sin preguntas las mujeres recorren las vidas que tratan de forjar. Un cielo plomizo el silencio un museo el rio visto desde un balcón manifiestan el dolor que no se nombra y conducen imperceptiblemente a la contemplación del cuadro de aquel maestro enamorado de la ciudad de los canales.
Angelica Gorodischer ha escrito con maestría una novela sutil y engañosa en su manera de devanar una realidad que cambia a medida que se suceden los escenarios y las miradas de quienes se deslizan hacia un futuro incierto.