Las Memorias de Sherlock Holmes, terminadas entre 1891 y 1892, sucedieron a Las Aventuras de Sherlock Holmes con el mismo éxito de estas. Escritas por el escocés Arthur Conan Doyle (1859-1930), en ellas agrandó el mito del hipocondriaco investigador hasta límites insospechados, coronando una vez más a Sherlock Holmes como el maestro de la deducción lógica, siempre acompañado de su inseparable Doctor Watson, que le formula las preguntas adecuadas para ir esclareciendo cada caso.