Desde los tiempos más antiguos, los seres humanos buscaron entender el lenguaje del cielo y de las entidades espirituales que a través de él se manifestaban. Con el transcurrir de los siglos, la percepción humana quedó centrada en el estudio de los puntos luminosos en el cielo: las estrellas fijas, los planetas con sus movimientos y, en especial, las constelaciones del zodíaco. A pesar de los más variados y precisos cálculos de la astronomía, el ser humano perdió la relación con las entidades espirituales que están detrás de estas fuerzas.
La astrología, que despierta el interés de casi todos, intenta buscar dentro del ser humano esta relación con el cosmos. Pero la astrología que nos es presentada en el diario, en las revistas, etc., es casi una caricatura de una ciencia del ser humano. No pretendemos en este libro inculcar conocimientos de astronomía ni de astrología, sólo apenas despertar y contribuir a una percepción más cualitativa de estas fuerzas, tanto en el cosmos como en su relación con el ser humano.