¿Piensas demasiado antes de actuar? ¿Te preocupas por lo peor que podría pasar? ¿Lo que no se desempeña a la perfección se convierte en un fracaso para ti? Si te identificas con alguno de estos problemas, probablemente estés sufriendo algún grado de ansiedad.
La buena noticia es que, si bien no es posible ni útil reducir tu nivel de ansiedad a cero, sí que se puede aprender a gestionar el modo en que respondemos ante las cinco «trampas de ansiedad»: las dudas excesivas, la rumiación y la preocupación, el perfeccionismo paralizante, el miedo al feedback y a la crítica, y la evitación.