¿Se puede etiquetar el verdadero amor?
Spencer está acostumbrado a sentirse como el chico raro, el que no es completamente normal, el solitario. Entre tener un hermano que lo hace todo bien y ser hostigado por su síndrome de Tourette, su vida no es sencilla. Pero en el instante en que Hope sale del camión de mudanzas que se detiene en la casa de al lado, Spencer se siente diferente.
Como si su vecindario fuera un lugar completamente distinto ahora que tiene una amiga.
Como si pudiera contarle cualquier cosa a Hope.
Como si, finalmente, se sintiera parte de algo.
Y luego Hope y Spencer crecen. La vida se complica y las etiquetas bien definidas, como «amigo», también se vuelven confusas.
Mientras viven peleas entre hermanos y tragedias familiares, se enfrentan a relaciones y a corazones rotos, se acercan y se alejan. Spencer, que aspira a ser científico, intenta trazar gráficos valiéndose del sistema de taxonomías, un método que suele ser confiable.
Pero, a diferencia de la ciencia, el amor no siempre encaja en categorías fáciles. Y si Spencer no se da cuenta de ello pronto, corre el riesgo de perder a Hope para siempre.