Había una vez un espejo mágico que deformaba todo lo que en él se reflejaba. Una amable sonrisa se convertía en una horrible mueca, un bello paisaje perdía todos sus colores, las palabras de amor se transformaban en insultos...
Pero un día, el espejo se rompió en diez mil pedazos, y al pequeño Kai le entraron dos minúsculos fragmentos: uno en el ojo y el otro en el corazón, lo que lo volvió insensible. La malvada Reina de las Nieves aprovechó la situación para llevárselo a su palacio de hielo, donde las emociones no existían. Pero el amor y la valentía de Gerda -quien atravesó ríos, montañas y bosques para rescatar a su amigo- pudieron más que todos los peligros y las dificultades. Y durante su larga travesía, encontró a ladrones, brujas, princesas e, incluso, criaturas fantásticas...