Piaget afirmaba que la psicología de la inteligencia o el pensamiento constituía casi la mitad de la psicología y que, sin embargo, aún no había podido explicar el funcionamiento de la vida cognitiva y sus relaciones con la vida afectiva. En estas lecciones, el autor se propone definir qué cosa es la inteligencia, y demostrar hasta qué punto se trata de una construcción, de una evolución desde mecanismos sensorio-motrices elementales y espontáneos hasta una compleja organización que implica razonamientos muy elaborados.
Contra las concepciones de la inteligencia que la consideran algo dado y la reducen a espejo de la lógica entendida como una realidad anterior a cualquier experiencia, sostiene que el estudio de las operaciones cognitivas del niño prueba que es una realidad viva, cambiante, hecha de estadios móviles y reversibles, el instrumento indispensable de los intercambios entre el sujeto y el universo.
Lejos de ser un modo de estructuración entre otros, es la forma de equilibrio hacia la cual tienden los tipos inferiores de adaptación cognitiva y motriz. Así, Piaget analiza la relación de la inteligencia con el hábito, la percepción y el medio social, mientras expone las etapas de su formación a partir de la aparición del lenguaje: desde el pensamiento simbólico y preconceptual hasta el pensamiento abstracto y formal, cuyos agrupamientos caracterizan a la inteligencia reflexiva.