Tu vecina te dijo que preferiría que no llevaras a tu bebé de seis meses a la cena. No es nada personal, simplemente no soporta sus llantos. Tu marido estaba de acuerdo. Después de todo, viven en la casa de al lado. Podían llevar el monitor infantil y turnarse para pasar a verla cada media hora. Tu hija dormía cuando fuiste a comprobar por última vez.
Sin embargo, en este momento, mientras subes corriendo las escaleras hasta su habitación envuelta en un absoluto silencio, confirmas que tu peor pesadilla se ha hecho realidad: ha desaparecido. Nunca antes habías tenido que llamar a la policía. Ahora están en tu casa y quién sabe lo que pueden llegar a descubrir. ¿De qué serías capaz cuando has sobrepasado tus límites?