Un libro que nos invita a maravillarnos de la complejidad de la mente humana.
Todos somos narradores: creamos historias para dar sentido a nuestras vidas. Pero no es suficiente contar historias. Tiene que haber alguien que nos escuche. Como psicoanalista, Stephen Grosz ha pasado los últimos veinticinco años buscando los sentimientos ocultos que hay detrás de nuestros comportamientos más desconcertantes.
La mujer que no quería amar condensa más de cincuenta mil horas de conversación en enseñanzas psicológicas sin ninguna jerga. Este libro extraordinario trata de un proceso muy normal: hablar, escuchar y entender. Sus historias elegantes y aforísticas nos enseñan una nueva manera de prestar atención. También revelan un delicado autorretrato del profesional en su trabajo y explican cómo las lecciones que se aprenden en la consulta pueden ser tan útiles para el analista como para el paciente. Son historias sobre nuestra vida cotidiana: sobre las personas a las que amamos y las mentiras que contamos, los cambios que afrontamos y la pena. Al final, nos hablan no solo de cómo nos perdemos, sino también de cómo nos podemos reencontrar.