David ha cumplido diez años y todas las semanas juega al fútbol con sus amigos. No tienen equipos ni tampoco reglas; a veces son treinta en la cancha, otras veces solo cinco.
Un día el director de un orfanato vecino los invita a organizarse para enfrentar a los internados. Tal vez disfruten de medirse con un equipo de verdad. De hacer el máximo esfuerzo y dar todo por ganar. Pero David elige dejar su hogar e irse a vivir con ellos. Y, al poco tiempo, cae presa de una enfermedad misteriosa.
La muerte de Jesús cierra la saga -poética, filosófica- del Premio Nobel J.M. Coetzee sobre la vida de David en un mundo sin memoria. Una vida luminosa y fugaz como un cometa en el cielo. «Tuvimos el privilegio de que nos visitara un cometa. David se fue y el mundo ha vuelto a ser como era. Eso es lo que no podemos soportar: que no queda nada de él. Que podría no haber existido. Sin embargo, eso no es verdad. ¡No es verdad! Puede ser que el mundo sea como era antes, pero también es diferente».