Erase una vez un pueblo donde las noches eran largas y la muerte contaba su propia historia.
En el pueblo vivía una niña que quería leer, un hombre qué tocaba el acordeón y un joven judío que escribía cuentos hermosos para escapar del horror de la guerra.
Al cabo de un tiempo la niña se convirtió en una ladrona que robaba libros y regalaba palabras.
Con esas palabras se escribió una historia hermosa y cruel que ahora ya es una novela inolvidable.