En La conjura de los Pazzi, la primera novela de esta saga, los lectores han descubierto que el Renacimiento italiano, esa joya del patrimonio universal, fue también un tiempo de intrigas y conspiraciones, marcado por una tiranía famosa por su crueldad.
Ahora, de la mano de Savonarola, uno de los protagonistas de La ira de Dios, Claude Mossé habla del integrismo, del fanatismo religioso y de la contagiosa intolerancia que amenazan a Florencia. La comparación con nuestro presente, más de medio milenio después, se impone de inmediato.
Sobre todo cuando, a través del desarrollo de la trama siempre fiel a la realidad histórica, asistimos al odio y la incomprensión que los excesos de la religión pueden engendrar.
Al denunciar las tragedias que provocan los excesos fundamentalistas, Mossé nos invita a descubrir una época de la que solo se conoce su faceta luminosa, al tiempo que nos transmite su fascinación por el espíritu toscano.