Si tuviésemos que definir con unas breves palabras el estilo literario del carismático Oscar Wilde en "La importancia de llamarse Ernesto", empezaríamos por destacar su agudo ingenio, esa fina elegancia tan presente en todos sus escritos, la capacidad innata de veracidad, su acalorada búsqueda de la belleza y, por supuesto, sus ingeniosos y chispeantes diálogos...
Wilde siempre se mostró como un escritor culto, con una buena dosis de conocimientos que ponía al servicio del mensaje final que quería trasmitir. Para él la historia en sí debía existir únicamente para difundir una o varias ideas, y tratar de desvelar algunos de los misterios de la vida..., llegar a entenderla desde alguna perspectiva... Posiblemente estemos hablando de una de las mejores comedias de la historia, con la que Wilde quiere abrirnos los ojos ante la ambigüedad del lenguaje, las personas y la sociedad. Entre risas entrevemos el trasfondo de un mensaje que no solo no se diluye, sino que se fortalece y brilla.