Acusada del asesinato de seiscientas cincuenta jovenes, Erzebet Bathory es una de las criminales más siniestras de la Historia. En su castillo de los Carpatos, a finales de siglo XVII, la condesa se cierne sobre sus victimas para desangrarlas y conservar su juventud. Su leyenda maldita y fascinante pervive en el tiempo. La condesa sangrienta es una de las composiciones clave de Alejandra Pizarnik, sus páginas construyen un retrato perturbador del sadismo y la locura que las estampas del artista Santiago Caruso recrean con admirable maestría.