Aprovechando la ausencia de su abuela, con quien vive desde la muerte de sus padres, Infinity Finn Drake -un chico de doce años apasionado de la ciencia- se marcha unos días a los Pirineos con su tío Al, experto en química atómica.
Cuando este es convocado urgentemente a una reunión secreta, se lleva a su sobrino con él. La situación es grave. Un investigador con aviesas intenciones ha dejado en libertad a uno de los dos únicos ejemplares del scarlatti, un insecto mutante del tamaño de un pulgar y parecido a una avispa, capaz de inocular cientos de dosis de un veneno mortal. Si alguien consiguiera manipularlo y reproducirlo, el scarlatti supondría un peligro incalculable para la Humanidad.
Consultados los científicos sobre la mejor manera de localizar y liquidar a la bestia, el plan propuesto por el tío Al es el escogido para ejecutar la misión: con ayuda de un acelerador de partículas, se encogerá a una unidad militar de élite que, provista de un helicóptero igualmente diminuto pilotado por la intrépida Delta, deberá perseguir al scarlatti hasta destruirlo. Pero un presunto sabotaje produce un efecto inesperado: Finn también ha sido reducido a un tamaño de nueve milímetros, por lo que los militares, muy interesados en contar con sus conocimientos, deciden incorporarlo al comando que ha de exterminar al feroz animal.