Con frecuencia, frente al espejo, Hugo se decía a sí mismo: "¡Si tan solo pudiera encontrar a alguien digno de mi persona! No aceptaría como amigo sino a un hombre tan perfecto, bello, inteligente y respetable como yo".
Hasta que un día en el que se encontraba en total soledad, mientras se admiraba frente a su propio reflejo, este cobró vida y salió del marco del espejo...